21 de junio de 2011

Sueños "húmedos".

¡Dios mío! He tenido un sueño maravilloso que quiero publicar en el blog por su cuestionable importancia trascendental en los próximos meses... En fin... Que dicen que soñar con agua da buena suerte. Ahí va el sueño con un toque de relato.

"Me desperté con olor a flor marchita y la boca seca. Unos pequeños y blancos rayos de amanecer se colaban tímidos por los resquicios de la persiana, allá en la pared, la cual se me antojaba tan lejana, fruto de la pereza, y dibujaba motas de luz distorsionadas por las cortinas. Bostecé abriendo desmesuradamente la boca y extendiendo mis manos y mis pequeños dedos de los pies todo lo que fui capaz. Crujieron algunas vértebras y otras tantas articulaciones chascaron. Saboreé el vació de la habitación y tragué saliva. Aquel aroma a sexo aún flotaba en el cuarto.
Deslicé la fina sábana que me cubría de mi cuerpo desnudo y me senté en la cama, codos sobre las rodillas, frotándome la cara con fuerza, intentando eliminar todo indicio de sueño. Oí su lenta y acompasada respiración romperse tras de mí para dar paso a un concierto de suspiros y bostezos, con algún acorde de toses de por medio. Le miré y clavé mis pupilas sobre su cuerpo mientras realizaba el mismo y extraño ritual que yo, restregando sus fuertes manos sobre su rostro perfecto, apenas quebrado por las puntas de una barba que se abría paso a través de los poros de su barbilla. Me giré y me tumbé suavemente sobre él, hasta alcanzar sus labios con los mios, en un largo y matutino beso.
- Buenos días -alcanzó a decir con voz ronca. Carraspeó y volvió a toser.
- Buenos días, rey -dije al tiempo que me levantaba de la cama y corría ligeramente las cortinas-. ¿Has dormido bien?
- Pff -resopló, y me dirigió una mirada juguetona-. ¿Y tú?
- Genial -afirmé.
Se incorporó en la cama y sin apenas quererlo contemplé su espalda, recordando las horas anteriores en las que mis manos y mis labios la habían recorrido por completo. Había sido una noche magnífica.
- Voy a ducharme -anuncié mientras me dirigía a la puerta.
- ¿Te acompaño? -preguntó pícaro, lanzándome otra de sus miradas acompañada de una sonrisa perfecta. Le miré alzando las cejas y aseguró-: Para frotarte la espalda y eso...
- Ya... Y eso, ¿no? -le devolví la mirada juguetona-. ¿No tuviste suficiente con lo de anoche que aún quieres más?
- Para mí, nunca es suficiente. Ya lo sabes.
- Sí. Ya lo sé -suspiré. En realidad no me apetecía seguirle el juego. No ahora-. Ven sólo si quieres frotarme la espalda. Únicamente eso. De otro modo, será mejor que vayas preparando el desayuno.
Salí del cuarto sin darle oportunidad de responder. Fui al baño, abrí el grifo del agua caliente y me metí en la ducha mientras un cálido vapor comenzaba a manar del suelo de la misma. Dejé que el agua recorriera mi cuerpo durante algunos segundos, quieto, con los ojos cerrados bajo el chorro que chocaba en mi cabeza y se deslizaba cumpliendo cada curva de mi cuerpo.
Fue entonces cuando lo noté. Su presencia alteró el vaho, que se movió irregularmente a mi alrededor, confundiendo mi cuerpo entre el frío y el calor durante un instante. Deslizó con suavidad sus brazos en torno a mi vientre y entrecruzó sus dedos junto a mi ombligo, dejando escapar alguno de sus dedos, juguetón, dibujando círculos invisibles en torno al mismo. Me besó el hombro y apoyo su cabeza en mi espalda, dejando que el agua le cubriera también a él. Me sentí completo, realizado, como si nada más pudiera pedirle a la vida en aquel momento. Simplemente giré la cabeza con delicadeza para no perturbar la armonía que formaban nuestros cuerpos unidos en aquel romántico abrazo. Dirigí mis palabras hacia el lugar en el que yacía adormilado su rostro. Simplemente susurré.
- Te quiero.
Apretó ligeramente sus brazos como respuesta, y noté como sonreía mientras volvía a besarme en el hombro".

Pues ese ha sido mi sueño, llamémosle, "húmedo". El problema, por decirlo de alguna manera, es que no ha sido un sueño completamente inconsciente. Me refiero a que no tuvo lugar mientras dormía, por lo que el apasionado amante que me acompañaba en mi idilio tiene rostro, personalidad y nombre real. Es una persona de carne y hueso que conozco. Pero, ¿qué sería la vida sin un poco de misterio? Esto quiere decir que mantendré la incógnita durante algún tiempo. Quizás para siempre, no lo sé. Depende de muchos factores y de cómo se presenten las circunstancias. Pero vamos... Que no hay que ser muy inteligente para saber quién es. Como diría Carolina "del Norte": Hay que tener two fingers in front of para saberlo, cari.
Por lo pronto sólo puedo decir:
¡Buenas noches!

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